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Sierra del Aramo
Morcín

La Mostayal

Morcín, 03 y 06 /2009

JFCamina, 06/2010

 

La Mostayal

Dos guapos paseos por las nubes del Aramo.

Inicio y fin : El Campu - Peñarudes, Asturias, 03/2009 y 06/2009

Mapa: IGN 052-II “Proaza”.

Tiempos: 2 horas y 30 minutos el ascenso / 2 horas y 30 minutos el descenso.

Distancia: 17 Kilómetros / Recorrido Circular.

Desnivel: 836 mts.

Terreno: Montaña y pocas señales.

 

Creative Commons License

 


Hasta el año 2009, desde las proximidades del torreón de Penarudes, habíamos intentando en varias ocasiones ascender a La Mostayal, este preciosa montaña que parece que se quiere independizar de la Sierra del Aramo provocando que visalmente sea, a mi entender, la más guapa y deseada. El mal tiempo nos habían fustrados todos los intentos previstos, pero en el 2009 la subí en dos ocasiones y precisamente no con un tiempo excelente, en Marzo y en Junio, en estas dos cercanas ascensiones hubo un denominador común, la misma previsión metereorológicas, léase, mal tiempo a primera hora de la mañana y apertura según avance la misma. En este amplio reportaje os hacemos un pequeño resumen de cada una de ellas.

 

* La primera, Marzo de 2009

Las ganas pudieron más que la previsión, así que a mitad de Marzo de 2009, acompañando de Mary afrontamos la primera ascensión partiendo del pueblo de El Campu - Peñarudes a unos 465 m.a. La niebla no nos dejaba apenas ver la silueta del Torrón, así que ni le sacamos una foto, ¡no merecía la pena!, dejamos la memoria de nuesta cámara para documentar la niebla del camín que teníamos delante nuestro, evidentemente el objetivo del día, La Mostayal, ni se intuía, pero nos lanzamos a por ella con la esperanza de que las previsiones fueran acertadas y el tiempo abriera a lo largo de la mañana, aunque eran las 11:00 horas y no se percibía que sí fuera.

Portábamos el mapa con el croquis de un amigo, el cual nos detallaba por donde discurria el camín, la primera parte discurre por la estrecha caleya de asfalto que nos lleva a La Boza y la cual continua durante 1,5 kilómetros, por encima de los 610 m.a., terminada esta giramos a la izquieda por una pista de tierra y al poco giramos a la derecha para dejar definitivamente cualquier atisbo de pista e iniciar la marcha cuesta arriba por una embarrada carba que nos desembocará en una empedrada calzada la cual no nos durará mucho tiempo.

Cuando nos parece, guiados por el mapa y por nuestra pequeña intuición montañenra, que estamos en la línea de la ascensión al picu, dejamos el camín que parece que va muy suave y en otra dirección y tomamos unas pequeñas sendas que suben fuertemente carba arriba. Hoy teníamos claro que debíamos ascender y no llanear más, así que en poco tiempo, por este terreno sin un camino claro, en el cual no observamos señalización, alcanzamos la zona entre el Llano Cimero y La LLamosa, a unos 850 m.a.

A partir de aquí la niebla fue subiendo hacia la cumbre y el día parecía que iba abrir, pero para nosotros comenzaron los problemas porque existe un punto no muy claro de paso que nos llevará casi en línea recta ascendente, por un precioso corredor, hasta los 1301 m.a. de La Mostayal. El paso en cuestión, sobre el cual íbamos advertidos, no lo encontramos claramente, nos metimos por uno, el cual creíamos que era correcto y nos escoramos mucho a la derecha, como la niebla ya había levantado nos subimos a un risco y pudimos ver el corredor que andábamos buscando, así que corregimos la dirección y... ¡a disfrutar!

Encontrado el buen camino y una vez superado el susto, caminamos y avanzamos rápidamente, observando lo que tenemos delante y lo que vamos dejando atrás, en un momento ladeamos hacia la izquierda y nos acercamos a la arista que da sobre el punto de partida, la niebla se aún nos se había disipado totalmente en lo fondero del valle, pero eso importaba poco ya que arriba las cumbres ya se observaban con claridad.

Pasamos por una zona de majadas, creemos que la de Cantu La Vara, estamos a unos 1.100 m.a. y hemos pateado cerca de unos cinco kilometros, según el aparato de Mary que es la que se encarga de esos menesteres. Aún hay neveros, lo cual nos anima aún más. Por la zona donde vamos trasitando es una mezcla de caliza y verde, no seguimos ninguna senda en especial, vamos campo através, pues ya desde el principio tenemos claro que debemos seguir una línea casi perpendicular a la cumbre, claro está sin desviarse a la zona de caida al embalse de los Afilorios.

¡Felix, mira!, ¡son los Picos de Europa!, efectivamente así eran, cubiertos de un suave manto de blanca nieve y... la reina, Peña Santa, la que más brillaba, debajo de ellos y de nosotros la niebla aún se resistía a disiparse, sin embargo llevábamos un precioso cielo azul por sombrero.

(Macizo Occidental de los Picos de Europa)

(También la Cordillera y... ¡El Torres!)

¡Al fín una señal!, la verdad que la primera que hemos visto... ¡se hizo de rogar!, bueno vale más tarde que núnca, aunque teníamos claro que íbamos por el buen camin nos daba más confianza, estábamos cerca de Peña La Vara, a unos 1.200 m.a. y habíamos caminado cerca de seis kilómetros.

Cuando ya teníamos La Mostayal a tiro de piedra, solo nos quedaban superar una desnivel de 100 metros, llegamos a un preciso collau, entre Peña La Vara y la cumbre del día, donde observamos el valle de Proaza cubierto por una suave niebla, la misma que había hacia el otro lado, La Mostaya y La Gamonal hacían de freno impidiendo que se juntaran.

Tras relajarnos un largo tiempo afrontamos el último tramo llegando a la cumbre en un periquete y donde pudimos constatar la impresionante vistas que desde su cima se pueden observar, además la nieve sobre las cumbres del Aramos hacía que las panorámicas tomaran más fuerza y viveza.

Habíamos superado un desnivel de ascenso de 836 metros, habíamos caminado unos seis kilómetros, en casi dos horas y media, para nosotros un buen registro, ya que llegamos justo a la hora de comer el bocata y de disfrutar de este precioso día soleado en la cima de La Mostayal.

Miramos hacía abajo, al Oriente y contemplamos el Monsacro y el Campu, pueblo de donde hemos dejado el coche aparcado, el Torreón de Peñarudes y el embalse de los Afilorios, la caida es importante, da un poco de miedo, así que solo asomo un poco la cabecina.

(Mary, el Monsacro y... ¡Peña Santa!)

Si miramos al Occidente, abajo, vemos el pueblo de Pedroveya y a su lado la su coqueta ermita de Santa Rita, con su guapo Texu y donde llega el camino que viene desde Villanueva, por el desfiladero de Las Xanas.

Tras comer el bocata, en este caso, no nos damos la vuelta, pues vamos a seguir en dirección a La Gamonal y realizar la bajada por el lado opuesto a la subida, hemos subido por la ladera Norte de La Mostayal y bajaremos por la Sur. Así que iniciamos el descenso con un poco de miedo, pues la bajada por este lado no es tan fácil como la subida por la Norte, con mucho cuidado vamos descendiendo y comprobamos que aquí hay señales, los famosos puntos amarillo, ¡bien!, siempre ayudan y se agradecen.

Cuando ya habíamos casi superado la parte más escabrosa me doy cuenta de que...¡me falta el GPS!, ¡debí dejarlo en la cumbre!, ¡voy por él!, así hice, subí hasta la cima y desgraciadamente no lo ví, ¡lo dejé en el collau!, ¡seguro!, llamo a Mary por el movil para decirle que voy hasta allí y...¡no conectaba!, entonces bajé a donde ella estaba esperando, no quería que se preocupara si tardaba, así que volvi a la cumbre de nuevo y bajé hasta el collau donde... ¡allí estaba!.

Tras subir varias veces a la cumbre de La Mostayal me reuno definitivamente con Mary y pasamos por un paso que parece que va a ser malo, lo cual no ocurre, es más una ilusión óptica, y ante nosotros se nos presenta una precisa bajada que nos llevará hasta Pan de la Forca, atrás dejamos otra cumbre donde hay un belén, por esos desde la autovía La Mostayal perece que tiene varias cimas.

Bajamos placidamente hasta Pan de la Forca, situada a 1.093 m.a., donde debemos girar a la izquierda, al Oriente, y con la vista puesta en el Monsacro descendemos hacia la zona de la Vega de Ories. Bajamos poco a poco, no tenemos prisa, a la izquierda dejamos una preciosa majada al abrigo del pico donde había subido varias veces ese día. Solo nos quedaba echar un trago del frio agua que salía de una fuente rodeada de un gran barrizal provocado por el pisoteo del ganado y, campo através, descendemos hasta encontrar un cercado y una pista que hasta ella llega.

Hemos llegado a Vega de Ories, a 921 m.a., aquí se inicia la pista que nos llevará, pasando por debajo de La Mostayal, hasta el punto de partida, es decir, estábamos en el lado opuesto al punto de partida, tras haber andado nueve kilómetros, ahora a patear unos cuantos más por pista de hormigón y asfalto.

Con el sol poniendose y reflejando sus rayos sobre el Monsacro llegamos hasta el pueblo de La Vara, donde finaliza la estrecha pista y comienza el oscuro asfalto, color que de repente adquiere el cielo, el cual ha ido perdiendo su color brillante y se tornó de negros nubarrones, - Vamos acabar el día como lo empezamos, dice Mary, - Creo que sí, le dije.

Efectivamente antes de llegar al pueblo de La Piñera la niebla ya había cubierto todo el mazacote de La Mostayal, ya estábamos como al principio, casi con la luz apagada pero... ¡con la misión cumpliada!, bueno... ¡no del todo!, porque teníamos que a El Campu caminando por la carretera, quisimos coger un atajo pero nos salió rana, con lo cual tubimos que deshacer el camino y seguir por ella.

A las siete de la tarde llegamos al punto de partida, tras haber atravesado la cumbre por sus dos aristas y atravesarla por su base, en resumen unos 17 kilómetros de terreno muy variado y de meteorología muy cambiante, pero muy contentos de iniciar nuestro especial año montañero aupandonos a la cumbre de La Mostayal.

Para terminar la narración de "La primera" os dejo el video resumen de este guapo día montañero por "la separá" del Aramo, La Mostayal.

 

 

 

* La segunda, Junio de 2009

Como las ganas montañeras son muchas, vuelvo a repetir la experiencia tres meses más tarde, en esta ocasión sin Mary pero con un número mayor de personas, un grupo formado por Familia (Monolo y Celso) y el resto de Amigos (Alfonso, José Luis y Santiago), como respecto a la anterior ascensión hay dos similitudes, el recorrido y el....¡tiempo!, ¡serás...!

Efectivamente el las previsiones eran identicas, ¡abriría al medio día!, ¡decián!, así que con la esperanza de que esto fuera así nos lanzamos cuesta arriba, - ¡Seguro que despeja!, decia yo, aunque tenía mis dudas ya que la niebla, en esta ocasión, parecía que estaba más pegada, no levantaba mucho.

Repetimos el mismo recorrido, pero cuando llegamos a la zona conflictiva, en lugar de escorarnos a la derecha, lo hacemos a la izquierda y...¡no topamos el pasu!, ¡que fanea!, saco el GPS y constanto lo que ya sabíamos, teníamos que ir más al centro, donde estaba el pasillo que nos llevaría a Cantu La Vara y La Mostayal.

Hacía un bochorno impresionante, sudabamos como...., y además...¡perdidos!, - No, Alfonso, que no vamos perdidos, yo se donde estoy, tenemos que corregir a la derecha hasta coger la línea buena ascendente, ¿vale?, No quedó muy convencido pero.... ¡son lentejas!, ¿o damos la vuelta o subimos?

Ascendemos por un felechal, al borde de la arista y nos vamos escorando, poco a poco, en función de las sendas que encontramos para subir, no hay que perder la calma y tenemos que corregir. La niebla va clareando a medida que vamos ascendiendo, hasta que alcanzamo un punto en que la dejamos atrás, junto en el momento en que casi estábamos entroncando con el pasillo bueno de ascensión, ¡Hombre de poca fé!

Las previsiones se habían cumplido pero a partir de los 900 m. a. ya que la niebla la dejábamos detrás nuestro y de allí para arriba todo era cielo azul radiante. La paz volvio al grupo y las críticas hacia el guía se calmaron un poco, ¡menos mal!, ya con esta presión uno se desmoraliza un poco.

El resto de la ascensión ya no tiene más historia que las impresioantes vistas que alcanzamos a ver desde el collau donde había dejado olvidado el GPS, todo un mar de nubes a nuestros pies, allí estuvimos un largo rato para contemplar lo guapa que es nuestra tierra y las posibilidades que ofrece un día tan especial como este, todo lleno de contrastes.

Fue un buen momento fotográfico, tanto nos retratamos que Alfonso, a la chita callando, nos dejó y afrontó en solitario los últimos cien metros de ascenso, Santiago fue tras él y el resto seguimos inmotalizando tan bello momento, no teníamos mucha prisa.

En la cumbre contemplarción del mar de nubes y la típica foto de grupo, como era un poco temprano decidimos comer el bocata un poco más abajo, antes de volver a meternos en la niebla, por encima de Pan de la Forca, así los hicimos e incluso, creo recordar, que alguien dio una cabezaduca, no me estraña porque allí parecía que estábamos en el mismisimo paraiso.

La bajada hasta Pan de la Forca fue toda una gozada, todo el Aramo rodeado por la niebla y nosotros allí pateando con aquel cielo azul y soleado. En esta ocasión había ganado pastando lo que realza, aún más, el precioso paraje donde nos encontrábamos.

Si al subir la niebla la habíamos dejado atrás a la altitud de los 900 metros, a la bajada pasaría otro tanto, allí nos estaba esperando, otra vez a los 900 m.a., así que nos introduccimos en ella y buscamos la buena senda que nos llevara al cercado de Vega Ories. Para evitar males mayores, enciendo el GPS y busco la situación de donde se inicio la pista, no hizo mucha falta pues pronto vimos unas rodás de algún vehiculo a motor y solo hicimos que seguirlas, como intuíamos, nos llevarían al cercado e inicio de la pista.

Bueno lo de la pista lo llevaron muy bien hasta que llegamos al pueblo de La Vara, en cuando llegamos a él y vieron el asfalto...¡empezaron los problemas!

-¿Cuanto queda?, - Cinco kilómetros, - ¡Tú que dices!, -¡Hubíeramos traido un coche hasta aquí!

Bueno la cabeza del guia peligraba de nuevo, menos mal que no había otra solución que ponerse a caminar y este ajercicio fue calmando los animos un poco, aunque cuando llegamos al coche los negros nubarrones volvieron de nuevo.

 

 

* La tercera, ????

La idea del que escribre estas dos preciosas e inovidables excursiónes a la cima de La Mostayal era el no hacerlo hasta que hubiera realizado una tercer y así descifrara claramente por donde estába el pasu bueno, pero los compromisos por otros parajes montañeros son muchos y seguro que el asunto se demoraría en exceso. Tengo muy claro que tengo que volver a subir, no puedo dejarlo ahí pendiente, ya que un pequeño run-run me sacude la cabeza cada vez que voy o vengo de Ovideo y veo la impresionante estampa de La Mostayal.

 

JFCamina.

Para referencias sobre la zona correspondiente en www.jfcamina.es

 


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* Aviso: En estos documentos solo tratamos de narrar la experiencia personal vivida al realizar nuestros recorridos, los itinerarios que aquí describimos son orientativos. Queda a la responsabilidad de quien realice la ruta el tomar las medidas de seguridad apropiadas para cada dificultad, que dependerán muchas condiciones, entre ellas el estado del terreno, la altitud, la meteorología, etc... así como la preparación tanto técnica como física de las personas que realicen la actividad.