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Viajes y Rincones

Francia 2012 : Alta Normandia

JFCamina, 2013

Francia 2012: Alta Normandia

(2500 kilómetros sin montañas)

Ubicación Google-Maps: Asturias - Francia

En los capítulos anteriores, Francia 2012: La Bretaña y Francia 2012: Normandía Día D, son el resultado de una semana de turistero, el producto de recorrer unos 750 kilómetros en barco y  1339 kilómetros en coche, sin lugar a dudas fue muy satisfactorio, si somos sinceros, podemos decir que superamos nuestras mejores expectativas. Honfleur, la última villa que hemos visitado en este pequeño periplo semanal, fue la guinda de la tarta, ahora toca realizar una pequeña visita a la Alta Normandía e iniciar el regreso a casa, aunque esto no quiere decir que lo bueno se termine, aún nos quedan numerosas y espectaculares postales que contemplar y mostrar, veamos ahora las que corresponden a la última jornada normanda, la situada más al NorEste.

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La visita a la villa Honfleur nos había dejado O.K., sabíamos de la belleza de este rincón pero la tarde excelente con que nos recibió, además de la cálida noche,  fue demoledor. Para el día siguiente teníamos prevista otra pequeña joya, en la que habíamos puesto muchas expectativas, incluso más que en la preciosa villa de la cual partiríamos rumbo Norte. Se trataba de cruzar el río Sena por el puente de Normandía y plantarnos en el impresionante paraje de los blancos acantilados de Etretat. Como la habitualidad calculada desde que partimos de nuestra querida Asturias, no llevábamos la jornada cerrada, todo dependía de las circunstancias, en este reportaje, de solo un día os narramos como transcurrió, os adelante que no fue lo mismo que los anteriores pero… ¡no estuvo nada mal!, aunque.... ¡podía haber sido mucho peor!


 

* D08/2012 – “Normandía Alta: Etretat - Rouen”.


Itinerario:
: Honfleur – Puente de Normandía (Peaje 5,20 €) – Le Havre – Etretat – Rouen.

Los nombres en color azul indican poblaciones de referencia de paso, sin parada realizada.

Recorrido en coche: 143 Kms. día / 1482 Kms. acumulados.

La noche que pasamos en Honfleur no dormimos mucho, trasnochamos y nos levantamos, como estaba previsto, temprano, a las siete de la mañana. Nos acostamos con una noche cálida y preciosa pero al levantarnos nos encontramos una mañana fría y húmeda, estaba lloviendo. Las previsiones se cumplieron, ¡menudo chasco!, nos falló nuestra buena estrella, además en una jornada donde la actividad era lo más al aire libre posible, pasear por los acantilados de Etretat, a pesar de ello, no nos arrugamos y tras el desayuno ponemos rumbo al puente de Normandía.

Pasar por el atirantado puente de Normandía y pagar en único peaje en todo nuestro viaje por tierras francesas fue un capricho personal, además de una recomendación del compañero Luis, que trasladé al resto de acompañantes y aceptaron muy gustosamente.  Esta gran obra sobrevuela el estuario del río Sena y une la villa de Honfleur  con la de Le Havre, de Occidente a Oriente, de la Baja Normandía a la Alta. El tributo pagado para recorrer la longitud de 2143 metros que tiene el citado puente, 856 se encuentran entre los dos pilares, fue de 5,20 €,  sin lugar a dudas merecía la pena hacerlo, aunque sea bajo una intensa lluvia.

(Honfleur - Le Havre: Por el Puente de Normandía, 2143 metros sobre el esturario del río Sena)

Tras cruzar el puente, a pesar de la intensa lluvia, no me resistí a parar un momento en un pequeño aparcamiento para hacer unas fotos, no hace falta decir que no salieron muy bien, el agua pegaba racheado sobre la cámara y estaba más preocupado de que no me cayera una gota en medio del objetivo que de enfocar medianamente bien, fue el  único pesar de ese día, el no haber sacado una foto guapa pero… ¡qué vamos hacer!

(Honfleur - Le Havre: Por el Puente de Normandía, inagurado en Enero de 1995)

Tras secar un poco la cámara arrancamos rumbo a la costa, hacia Etretat sin hacer ninguna parada intermedia, olvidándonos de poder parar en la portuaria ciudad de Le Havre, ¡ah!, y olvidándonos también de la autovía de peaje, otra de los objetivos marcados desde los inicios de la preparación del viaje que nos ocupa. La entrada en la villa de Etretat fue un poco complicada, estaban celebrando una prueba de triatlón o algo parecido y tenían todo el trafico cortado, el navegador del coche se volvía loco, así que dimos unas cuantas vueltas innecesarias antes de lograr aparcar nuestro vehículo, lo cual no lo dejamos tan mal, pues al poco de caminar nos encontramos ubicados sobre el paseo de la playa y el inicio de ruta hacia lo más alto de los blancos acantilados.

(Etretat: Nada más llegar se comprueba del ambiente marinero del mismo)

Alcanzada la base de objetivo natural, el guapo pueblo pesquero de Etretat, en el cual tenía muchas expectativas puestas, se producen momentos de tensión, está lloviendo y tira el viento, no hay manera de sujetar el paraguas, ¿qué hacemos?, ¡dudamos!, pero aprovechando de que llevamos los anoraks puestos decidimos afrontar el reto de subir a los acantilados, además vemos gente sobre ellos, así que para allí que vamos, el pueblo ya lo visitaríamos más tarde, lo primero es lo primero.

Superado este primer momento de “crisis” ponemos rumbo a los acantilados más Occidentales (Falise Aval), existe la parte Oriental (Falise Amont) pero lo que más nos interesa está al Este. Nada más llegar vemos que en esta población el ambiente marinero está muy presente, las barcas “aparcadas” a pie de paseo marítimo. Según avanzamos vemos unas barcas “atechadas”, como una casa, son las famosas “caloges”, se trata de antiguas barcas de techo de paja que se utilizaban para guardar aperos de pesca y trabajos complementarios, como el reparación de las redes, aunque la primera que contemplamos está un tanto reciclada.

(Etretat: Una "Caloge" un tanto reciclada, lo que aquí llamaríamos "un chiringito de playa")

(Etretat: Ejemplo gráfico de la utilización de las "Caloges")

(Etretat:"Caloge" más cercana a la utilización real que se les daba)

Luchando un poco contra las inclemencias del tiempo, llegamos al final del paseo y nos encontramos con la escalera que nos da la entrada de subida a los acantilados, aunque tenemos que hacer un alto en el camino para fijarnos en un gran bunker de la 2ª Guerra Mundial, no serían los últimos vestigios sobre la misma que encontraríamos en Etretat. En el hormigón armado figuran unos cuantos carteles anticipándonos los riesgos que nos esperan si afrontamos la excursión que estamos dispuestos a realizar, tanto por arriba como por debajo de los acantilados (En haut et en bas des falaises), así que… ¡advertidos estamos!

(Etretat: En el bunker varios carteles nos advierten de la disficultad del terreno)

La subida está bastante cuesta, el terreno, de color rojizo,  parece muy arcilloso, con la lluvia se ha convertido casi en una pista de patinaje, así que con mucho tiento y cuidado vamos ascendiendo hasta lo más alto, menos mal que llevábamos un calzado de trekking  apropiado para este tipo de terreno, ya que en “zapatinos” sería mucho más complicado el avance.

(Etretat: Vista de la villa marinera desde las alturas de los acantilados)

Llegamos a la planicie de los acantilados, aunque no por ello cesa la dificultad, el terreno está igual de resbaladizo, existen varios caminos que tomar y todos ellos con esa película roja y resbaladiza. Optamos por seguir avanzando sin pararnos mucho con los primeros detalles, sabemos que lo más interesante está más allá, precisamente de donde viene la gente. Creemos que lo mejor para mostrar la belleza de este singular paraje es contemplar algunas de las fotos que tomamos, esas  imágenes de la gran muralla de caliza blanca que frena al verde mar, hablan por sí solas, no necesitan muchos comentario.

(Etretat: Creo que las fotos tomadas hablan por si solas, y no solo de la belleza del paraje)

(Etretat: El agua y viento impedía hacer una buena foto, costaba mantenerse firme)

Dudábamos mucho de la calidad de las fotos tomadas, la lluvia racheada y el terreno resbaladizo hacía que estuviéramos más pendientes de la estabilidad y seguridad personal  que de la cuestión técnica fotográfica. Una vez en el sitio seco y seguro… ¡respiramos!, no habían salido del todo mal. Especialmente la foto del famoso arco natural, llamado L’ Aiguille o  "El ojo de aguja", pintada por Claude Monet en 1885.

(L’ Aiguille de los cantilados de Etretat: Una foto deseada desde que la vimos por primera vez)

Desde las alturas veíamos a gente pasear por las playas, bajo los acantilados, realmente daba cierta envidia, hubiera sido nuestro deseo. También vemos, a lo lejos, al otro lado de la playa, la zona de “Farlaise Amont” con una capilla en lo alto, otro objetivo que teníamos previsto, pero viendo como seguía la inestabilidad atmosférica, estaba muy claro que hoy no era el día, así que… ¡otra vez será!

Tras sacarnos una foto para el recuerdo volvemos a la villa marinera de Etretat, no comenzaríamos a callejear por ella de inmediato, había que hacer “reunión”, al calor de un cafetín, y pensar lo que realizaríamos a partir de ahora, estaba claro que el día no daba para más aventuras por la naturaleza costera de la Alta Normandía. Tomamos la decisión de visitar un poco la villa y si no parase de llover poner el coche en marcha rumbo a la capital de la región, hacia Rouen.

(Etretat: El paseo marítimo con sus cabrestantes manuales, al fondo la capilla del otro acantilado)

Ahora que estamos en plena labor “caleyera”, tenemos que contar que la villa de Etretat, que en su origen era netamente pesquera, en el Siglo XIX se convirtió en un turístico balneario, logrando un gran crecimiento, construyéndose grandes mansiones y hoteles, donde la gente bien acudía a pasar sus momentos de ocio. También fue fuente de inspiración para muchos artistas, como: Boudin, Courbet y Claude Monet.

A poco de empezar el húmedo callejeo nos encontramos con un rústico edificio de madera con una torre central con reloj, en su entrada ondea la bandera francesa y americana, otra vez muestras del pasado, dos placas recuerdan la existencia de un hospital militar ya en la primera guerra mundial. Entramos y nos quedamos sorprendidos por la gran cantidad de pequeñas tiendas que dentro coexisten, se trata del viejo mercado de Etretat.

(Etretat: Unas banderas y dos placas flanquean la puerta, un recuerdo para la I y II Guerra Mundial)

La verdad que la instalación nos vino de perlas para cobijarnos un poco e “ir de tiendas” cómodamente, además con objetos muy originales y curiosos. Sin querer nos vimos comprando detalles para nuestros  seres queridos, ya sabéis, eso que siempre hacemos cuando salimos de casa y nos da ciertos quebraderos de cabeza. En nuestro caso lo que encontramos nos gustó mucho y nos fuimos muy contentos, nos llevamos de recuerdo unos trísqueles construidos con clavos de herrar caballos, realmente originales y muy a tono con nuestras inquietudes.

(Etretat: Interior del Mercado Viejo, construido en madera en 1926)

(Nuestro especial recuerdo de Etretat)

Después de un buen rato de comprar y trastear por el mercado viejo volvemos a la calle, aún sigue lloviendo, así que lo tenemos muy claro, el día no está para más aventuras, no queda otro remedio que olvidarnos de ellas y cambiar el rumbo del día. Nos hubiera gustado mucho pasar el día completo en Etretat, hacer noche y al día siguiente subir un poco más arriba, como Fécamp, pero la realidad y las previsiones meteorológicas coincidían, seguiría lloviendo y al día siguiente también, así que… ¡rumbo al Sur!, nos vamos a Rouen, un día antes de lo previsto, la húmeda realidad se impone.

(Etretat: La mañana se presentó muy húmeda y la tarde seguirá igual así que...)

(Con cierto pesar abandonamos Etretat, una gaviota parecía querer decirnos: ¡volver, volver!!!)

Según vamos descendiendo la lluvia se vuelve más fina, incluso parece que para, aunque los limpias del coche siguen funcionando de vez en cuando. Fichamos en el hotel previsto, el cual tenía parking particular incluido en el precio de la habitación, lo cual siempre debemos valorar, y tras unos momentos de aseo y relax nos lanzamos de nuevo a la calle, serían las tres de la tarde cuando comenzamos a pasear por las “rues” que vieron por última vez a Juana de Arco.

(Rouen: Capital de la Alta Normandía, el día sigue gris y no invita al terraezo)

En este gris trajín mañanero nos habíamos olvidado un poco de la comida, se nos había olvidado donde nos encontrábamos, seguíamos pensando en horario Asturiano, además no caímos en la cuenta de que era domingo, así que al poco de comenzar el callejeo y observar que todo estaba cerrado…. ¡caímos de la burra!, a pesar de ello encontramos un bar y pillamos algo para subsistir hasta la merienda (cena en nuestro horario), tras ellos comenzamos el recorrido cultural.

(Rouen: Tras un pequeño aprovisionamiento comenzamos la visita cultural)

Decir que la primera impresión, incluso la última, sobre Rouen fue que no nos gustó nada, suponemos que el día, muy húmedo y gris, con las tiendas cerradas, sin luces en los escaparates, portando aún los paraguas, no ayudaban mucho.  A poco que entramos en el casco histórico vemos restos de su pasado, el palacio Archiepiscopal donde se celebró el proceso y condena por herejía a Juana de Arco en Mayo de 1431, una placa así lo recuerda, pero al lado existe otra que nos menciona que en Julio de 1456 aquí también se celebró la sentencia de rehabilitación, aunque ya no había remedio, el 30 de Mayo de 1431 había sido quemada viva en la hoguera, lugar que veremos más adelante.

(Rouen: Detalle del palacio Archiepiscopal donde se sentenció y rehabilitó a Juana de Arco)

(Rouen: Detalle lateral de la Catedral)

Con estos detalles históricos de una vieja ciudad seguimos nuestro paseo, aún portamos abiertos lo paraguas de tal manera que, viendo lo feo del día, al llegar a la catedral no sacamos muchas fotos. Nos  vamos directos a la oficina de turismo para recabar un poco de información, la cual se ubicada en la misma plaza y tiene una llamativa construcción realizada en el Siglo XVI, lo mejor de todo era que estaba abierta.  

(Rouen: Parece que quiere dejar de llover definitivamente aunque la fina lluvia continua molestando)

(Rouen: Excelente ubicación de la Oficina de Turismo, además abierta)

Tras salir de la oficina vemos un panel con un cuadro de Claude Monet, parece que lo perseguimos, en el que figura una pintura realizada a finales del siglo XIX sobre la impresionante catedral que teníamos ante nosotros, aunque ahora no lucía sus mejores galas, bueno, más bien ninguna, porque se encontraba en pleno proceso de restauración. Así que, a la espera de que el día despejara un poco y la luz volviera con fuerza, dejamos las fotos para el regreso, esperábamos tener suerte. Seguimos paseando por la Rue du Gros Horloge en busca del Gran Reloj y de paso ver el exterior del Parlamento de Normandía y Palacio de justicia.

(Rouen: el Gran Reloj)

(Rouen: Parlamento de Normandía, palacio de justicia)

La verdad que sacar fotos pendiente de que te caiga una gotita de agua sobre el objetivo de la cámara es un tanto estresante, no sacamos muchas fotos, estábamos de nones, así que seguimos calle abajo hacia la plaza del viejo mercado (Place Vieux Marché) donde nos encontramos un singular edificio, una cruz que emergía por detrás nos daba la pista necesaria para saber que nos encontrábamos en la iglesia de Santa Juana de Arco, la iglesia de toque claramente moderno se levanta sobre el mismo lugar del martirio. Según nos informamos, la forma de los techos evocan las llamas de la hoguera donde Juana de Arco, fue quemada en vida.

(Rouen: Iglesia de Santa Juana de Arco)

Todo el exterior de la plaza es muy llamativo, las clásicas casas de colores, la iglesia, aunque cuando entras en el interior de esta última te quedas un poco parado ante las preciosas vidrieras, parecen renacentistas de la antigua iglesia de Saint Vincent, además de la forma de la techumbre de madera.

(Rouen: Plaza del viejo mercado)

(Rouen: Detalle de la iglesia y de las casas que rodean la plaza)

(Rouen: Lugar donde Juana de Arco fue quemada el 30/05/1431)

(Rouen: Interior de la Iglesia Santa Juna de Arco)

(Rouen: Detalle de la espectaculares vidrieras)

(Rouen: Interior de la Iglesia Santa Juna de Arco)

Nos gustó la iglesia, al salir nos encontramos a unos turistas de "ojos rasgados", igual alguno de los numerosos que nos encontramos días atrás en Mont Saint Michael, sentados tranquilamente, al cobijo de uno de los amplios aleros de sus techumbres, tratando de plasmar en su blog de dibujo la belleza de la Plaza Vieja del Mercado. Nosotros no quisimos ser menos que ellos y, aunque no pintamos, nos sacamos unas cuantas fotos ante tan especial conjunto arquitectónico.

(Rouen: Turistas de "ojos rasgados" aplicándose en plasmar la belleza de la plaza)

(Rouen: Nosotros no quisimos ser menos y sacamos unas cuantas fotos, ¡faltaría más!)

Sin apenas darnos cuenta son las siete de la tarde, ¡el tiempo pasa volando!, viendo la hora y que en la esquina de la plaza había un establecimiento con muy buena aspecto, pensamos que era hora de hacer un alto en el camino para una merienda-cena. El aspecto exterior tenía continuidad en el interior y además de una carta atrayente, por lo que entramos y quedamos muy contentos y satisfechos. Lo que sí llamó soberanamente nuestra atención fue que en un local, donde se había invertido mucho dinero, los baños (toilettes) fueran comunes y un tanto raquíticos.

(Rouen: Con la merienda-cena nos quedamos bien satisfechos)

Repuestas las energías seguimos callejeando, miramos el mapa que nos habían facilitado en la Oficina de Turismo y comprobamos que tenemos muy cerca el paso del río Sena, precisamente a la altura del Puente de Jeanne d’Arc, así que hasta él nos encaminamos disfrutando un poco más de los curiosos detalles de los edificios de la ciudad.

(Rouen: Tras reponer energías seguimos paseando en busca del río Sena)

(Rouen: Contemplando los guapos detalles de las casas que nos flanquean)

A punto de alcanzar el puente vemos pasar un rudo tranvía, nada que ver con el moderno que habíamos visto en Caen, aunque, a pesar de ello no deja de gustarnos, como se nota que nosotros no tenemos uno en nuestra ciudad. Otro tanto ocurre con el río, parece que el paso de uno por la ciudad da un poco de vida a la misma, lugar de esparcimiento para disfrutar y soñar un poco, así nosotros pensamos que siguiendo el curso arriba del mismo llegaríamos a París.

(Rouen: Su tranvía y su río Sena)

Desde el Pont Jeanne d’Arc vemos las torres de la Catedral de Nuestra Señora (Notre-Dame de Rouen) especialmente la afilada aguja de hierro fundido de 151 metros, esto nos recuerda que tenemos que volver , debemos hacerle una visita, además ahora parece que la luz empieza a entrar con más fuerza, ya hace un buen rato que no abrimos los paraguas, ¡menos mal!

(Rouen: Desde las orillas del río Sena vemos las torres de Notre-Dame de Rouen)

En nuestro tránsito hacia la plaza de la catedral volvemos a pasea por la Rue du Gros Horloge y nos volvemos a encontrar con el gran reloj, ahora los rayos de luz del poniente le pegan con más fuerza, un buen momento para sacar unas cuantas fotos, incluido el grandioso relieve que tiene en su arco de paso.

(Rouen: Otra vez paseando por la Rue du Gros Horloge para encontarnos con....)

(Rouen: Gran Reloj)

(Rouen: Aunque bajo él nos encontramos con unos preciosos relives)

La Rue du Gros Horloge comunica la plaza del Viejo Mercado y la de la catedral, digamos que este fue nuestro paseo turístico-histórico-cultural por la vieja ciudad de Rouen (Ruan), no muy ambicioso pero sí bastante significativo e ilustrativo de la importancia de esta ciudad en la historia de Francia. Ahora para rematar realizaremos la visita a la gran catedral, sus tres torres, cada una muy diferente a la otra, reclama nuestra presencia desde que avistamos la ciudad llegando de los blancos acantilados de Etretat.

(Rouen: Rue du Gros Horloge hacia la catedral)

La catedral de Notre-Dame de Rouen de estilo gótico está asentada sobre los cimientos de otra iglesia del siglo IV y un conjunto románico del siglo XI. La Catedral fue destruidas por las invasiones vikingas del siglo IX y, más recientemente, por los bombardeos de la II Guerra Mundial. Tal como vimos al inicio del recorrido, la misma cuenta con un palacio episcopal contiguo. Nosotros no pudimos tomar una foto guapa de verdad, los diversos andamios y cubiertas de la restauración impidieron que eso fuera así, lo cual lamentamos un poco, ya que estábamos allí, con cierta contrariedad pasamos al interior donde la suerte tampoco nos acompaño mucho.

(Rouen: Catedral de Notre-Dame de Rouen)

(Rouen: Una catedral con cierta variedad de torres, además de un tupido pórtico)

Según pudimos leer el coro de la catedral alberga las tumbas de los duques de Normandía, así como el corazón de Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra y duque de Normandía. De todo lo dicho hasta ahora en este párrafo no pudimos ver nada,  pues en el momento que nosotros entramos se celebraba un oficio solemne de ordenación.  A parte de las restricciones propias del evento, no nos pareció oportuno seguir invadiendo la intimidad del oficio con nuestro turisteo y nos salimos.

(Rouen: Nave central de la catedral de Notre-Dame)

Cuando abandonamos el entorno de la catedral debían ser cerca de las ocho y media de la tarde, estábamos un tanto cansados, la intensa actividad del día, unido a la humedad ambiental del mismo nos estaba pasando factura, así que no hubo que hacerse de rogar mucho para iniciar el retorno al hotel.

(Rouen: En tranquilo regreso al hotel por la Rue Saint-Romain)

El regreso fue tranquilo, sin darse mucha prisa, comentando las impresiones personales de la visita a la vieja ciudad de Rouen (Ruan), a la vez que realizando una pequeña parada para admirar otro preciosa joya arquitectónica ubicada en la Rue de la République, al lado del Ayuntamiento de la ciudad (Hôtel de ville), hablamos de la iglesia abacial de San-Ouen, de estilo gótico y cuya construcción llevó un tiempo, dos siglos, pues comenzó a construirse en 1318 y fue terminada en 1537, la famosa “Guerra de los cien años” fue la que interrumpió la gran obra.

(Rouen: Iglesia abacial de San-Ouen)

La iglesia abacial de San-Ouen sería nuestro último alto turístico del día, tras ello nos iríamos directos al hotel, a pegarnos una buena ducha, de agua caliente, ¡claro está!, a repasar las noticias utilizando la wifi-free y… ¡para la cama!, mañana nos esperaba otra interesante jornada, además de otra impresionante Catedral, ¿Cuántas llevamos?

Con el recorrido realizado hasta aquí, hemos “cubierto”  las regiones de Bretagna y Normandía, en total ocho jornadas y casi 1500 kilómetros. Sin lugar a dudas, si la climatología de este octavo día se hubiera comportando de manera semejante a las siete anteriores seguro que aún nos quedaría otro día más de turisteo normando. Seguro que hubiéramos pasado la noche en Etretat y en el día adicional visitaríamos Rouen, en día laborable, así igual tenía un poco más de luz, porque el eslogan que decía  “capital de la luz!, para nosotros no se cumplió, más bien todo lo contario, aunque tampoco hay que quejarse mucho y tirar para adelante.  Seguro que la siguiente jornada, camino del Loira, nos compensará, aunque para saberlo tendremos que esperar a la publicación del siguiente reportaje, así que…. ¡paciencia!

 



No queremos terminar este reportaje por tierras de la Alta Normandía sin realizar un pequeño recordatorio: Si hasta este documento has llegado de forma casual o aislada, tienes que saber que el mismo forma parde de otro mucho más amplio y ambicioso, el cual hemos titulado como Francia 2012 , solo tienes que "cliclear" sobre la referencia ahora propuesta para ir directamente hacia él.

 

Francia 2012

Desarrollo al completo de nuestro personal viaje por tierras Galas, el cual esperamos que sea de vuestro agrado.

 

 

 

JFCamina

 

* Nota General: Observaréis que a lo largo de los documentos presentados apenas se hace mención a temas económicos, tal ausencia no es fortuita, ya que a pesar que pensamos que el coste de la actividad, en contra de nuestras estimaciones, nos ha salido muy bien económicamente, no todo el mundo tiene las mismas preferencias de alojamientos, restaurantes o gastos varios, por lo cual siempre entraña que el coste total tenga un componente muy personal, así que preferimos contar lo que, más o menos, realizamos y después cada cual que se adapte a sus necesidades, razón por la que hemos omitido dar referencias económicas.

 


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* Aviso: En estos documentos solo tratamos de narrar la experiencia personal vivida al realizar nuestros recorridos, los itinerarios que aquí describimos son orientativos. Queda a la responsabilidad de quien realice la ruta el tomar las medidas de seguridad apropiadas para cada dificultad, que dependerán muchas condiciones, entre ellas el estado del terreno, la altitud, la meteorología, etc... así como la preparación tanto técnica como física de las personas que realicen la actividad.